Nuestro propósito es aportar a la construcción de ideas, al análisis y al debate para lograr un desarrollo urbano sustentable.
Estudiamos desde un enfoque económico que pone al trabajo como eje integrador. Nos proponemos pensar a cada ciudad como el espacio donde interactúan los agentes económicos para la producción de bienes y servicios. Para nosotras y nosotros la ciudadanía no es solo consumidora, sino que es también un factor económico a partir del trabajo que aporta en el proceso productivo y debe ser interpelada a partir de ese lugar.
Al considerar las zonas geográficas de cada urbe que se analice, se pueden encontrar fuertes desigualdades. En el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, esto ocurre con bastante notoriedad entre norte y sur (donde la esperanza de vida varía de 9 a 11 años entre las comunas ricas y las más postergadas). Pero esa desigualdad no se da solo en el nivel de ingresos y calidad de vida, además existe una fuerte disparidad en lo referido a oportunidades productivas, comerciales y de acceso a servicios. Este hecho caracteriza a las distintas urbes del país, tanto al compararlas unas con otras como al analizar la dinámica interna de cada una.
Las posibilidades de desarrollo local están atadas a la capacidad de generar bienes y servicios, por un lado, y a la importancia estratégica dada desde la decisión política del gobierno local, provincial o nacional que corresponda, por el otro. A su vez, estos bienes y servicios requieren incorporar tecnología de punta y deben ser cada vez más sofisticados. Su producción debe darse a partir de altos estándares de calidad, de manera de lograr niveles de eficiencia cada vez mayores. Deben ser accesibles para toda la ciudadanía que así lo requiera, permitiendo cubrir una creciente demanda. La innovación como motor de desarrollo endógeno y las economías de escala dadas por los rendimientos crecientes juegan un papel crucial en este aspecto. Los estados locales deben estar a la altura de este desafío para promover la investigación y el desarrollo integrando distintas cadenas de valor.
No obstante, la eficiencia en la esfera de la producción debe ser compatible con otro objetivo igualmente importante: la equidad en la distribución. En definitiva, el desarrollo económico de la ciudad debe ser productivamente asequible, socialmente sostenible, ecológicamente sustentable y con perspectiva de género.
En conclusión, el desarrollo urbano sustentable se vincula con una ciudad capaz de integrar a todos sus miembros, con trabajo, igualdad social, derechos sociales, educación, innovación, y crecimiento económico, gracias a inversiones productivas, a una estrategia tributaria, fiscal y comercial conducida por el estado local que sea coherente con el crecimiento, planificación energética, transporte público, orden del tránsito, agua, saneamiento, TICs y que aporte a la resolución de necesidades de la ciudadanía, coordinando los servicios para alcanzar por igual e integrar a todos sus ciudadanos, empresas y nuevos emprendimientos productivos.
